Realmente es muy difícil entender que es lo que paso ayer lunes. Paradójicamente, lo que tiene de irracional no lo tiene de sorprendente. Más de una vez, llamamos la atención de cómo en 2008 tras la quiebra de LB y la crisis financiera que se origino, los inversores de todo el mundo fuesen a refugiarse en los activos del país en problemas. Así vimos un flight to quality hacia los dólares. Veíamos como mientras el sistema financiero estadounidense estaba al borde de la quiebra, la FED regaba el mercado de dólares (que como saben cuando aumenta la oferta de algo baja su precio) la gente compraba dólares.
Bien podría ser un acto reflejo de las crisis de los países emergentes durante los noventa, donde los flujos de capital revertían a los grandes centros financieros internacionales. Los inversores adquirieron la dinámica de entender que pasaba con una crisis en un país emergente, pero nunca que hacer cuando un “grande” estaba en problemas.
Luego de la baja de la calificación por parte de S&P sobre la deuda soberana de EEUU, la lógica indica que el riesgo incremental, se traducía en un rendimiento requerido adicional a los títulos de deuda yankee. Si el T-bill a 7 años rendía 3,85% era esperable que los inversores luego de la modificación de la calificación requiriesen un rendimiento adicional para compensar el mayor riesgo; supongamos un 5% (+o-). Nada de esto fue así. El lunes la respuesta de los inversores fue salir en manada de la renta variable y posicionarse en los títulos del tesoro. Así, vendían acciones de empresas que no tenían que ver con la rebaja de calificación para posicionarse en activos crediticiamente peores. Así el resultado del día fue que acciones como las de Coca Cola, Oracle, que mantienen su AAA bajasen su precio mientras que los títulos de EEUU lo incrementasen (baje el rendimiento) a pesar de su down-grade.
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